martes, 10 de julio de 2012

Libertad y Ley
Stanislas Lyonnet

La relación ley-libertad ha sido posiblemente uno de los motivos más intensos de preocupación del pensamiento cristiano.

Los difíciles, intrincados y por momentos problemáticos textos paulinos plantean el tema de un modo especialmente intenso: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley: pues yo no conocería la codicia si la ley no dijese no codiciarás” (Rom.7,7) , ”No estáis bajo la ley sino bajo la gracia” (Rom.6,14), “Cristo por compra nos libró de la maldición de la ley” (Gal. 3,13), “¿Por qué pues la ley?” (Gal.3,19).

El significado también seglar de estas preguntas ha sido vivido por los juristas de todos los tiempos. El derecho se presenta como inmerso radicalmente en la ley: sin embargo supera a la ley por todas partes, la precede y es fundamentalmente crítico frente a ella. (Aún en sus perspectivas más objetivizantes, la doctrina del derecho natural ha reflejado esta situación, al contraponer a una ley abierta a las posibilidades de una contingencia arbitraria, una ley de la naturaleza o de la recta razón).

No es de extrañar, en consecuencia, que aún sin estar contenidas en una referencia directa, las perplejidades del pensamiento de San Pablo se reiteran permanentemente en la reflexión sobre el derecho.

Esto brinda a la obra de Lyonnet que comentamos, Libertad y Ley nueva ( Trad. de José L. Domínguez Villar, Ed. Sígueme, Salamanca, 1964), una proyección que trasciende la exégesis de los textos paulinos en la que se encuentra radicada, y que se presenta especialmente apta para examinar las complejas relaciones de la ley con el diálogo.

El libro, desarrollado en dos partes (que recogen dos trabajos originales y distintos, aunque estrechamente vinculados entre sí) comprende: diez meditaciones sobre textos de epístolas paulinas, con el nombre de “La doctrina espiritual de San Pablo” y tres breves ensayos reunidos bajo el título de “Libertad cristiana y ley del espíritu según San Pablo”, que están referidos sucesivamente a la liberación de la ley, la ley del espíritu de vida, y las vicisitudes de la ley y de la libertad.

La inteligencia con que se proponen y examinan los problemas, el fluido manejo del lenguaje, la amplitud de las citas con la comparación y corroboración de textos que de ese modo se permite, y el permanente sentido de liberación por sobre toda estructura cosificante, a partir del amor con que ha sido escrita; hacen de esta obra, un trabajo insustituible de meditación y análisis.