viernes, 4 de julio de 2014

Salvatore Quasimodo

Ha sido, sin duda, uno de los más grandes poetas italianos contemporáneos. Justamente galardonado con el Premio Nobel por su obra, sus poemas reflejan con permanente nostalgia, una intensa reflexión sobre los enigmas que plantea la existencia del hombre (“…Ognuno stá solo sul cuor della terra/ trafitto da un raggio di sole/ed é subito sera…” / “…Cada uno está sólo sobre el corazón de la tierra / traspasado por un rayo de sol / y de pronto la noche…”).

Estas tres bellísimas poesías pertenecen a sus libros Aguas y Tierras (1929), Oboe sumergido (1932) y Nuevas poesías (1942).

Derecho y Diálogo las ofrece en traducción directa.


Hecha sombra y altura

Vienes tú en mi voz
y veo la luz quieta
descender en la sombra a rayos
y una nube de astros circundar tu cabeza.
Y yo suspenso, asombrándome de los ángeles
de los muertos, del aire encendido en arco.

No mía, más en el espacio
otra vez inmersa, en mí tiemblas
hecha sombra y altura.



Antiguo invierno

Deseo de tus claras manos
en la penumbra de la llama:
sabían de robles y de rosas;
de muerte. Antiguo invierno.

Buscaban su alimento los pájaros
y de pronto hacíanse de nieve
así las palabras.
Un poco de sol, un resplandor de ángel,
y después la niebla, y los árboles
y nosotros hechos de aire en la mañana.


Ya está aquí la lluvia

Ya está aquí con nosotros la lluvia,
agita el aire silenciosa.
Las golondrinas rozan el agua apagada
cerca de los lagos lombardos.
Vuelan como gaviotas sobre los peces pequeños
el heno se huele más allá del recinto de los huertos.

Otro año perdido
sin un lamento, sin un grito
destinado a vencer de pronto un día.