sábado, 5 de mayo de 2018


Ausencia

Su pueblo no era un pueblo como todos los pueblos
nacía en una calle, terminaba en un río
y la calle era apenas una luz misteriosa
y su pelo rodando por sus hombros, el río.

Por las tardes andábamos, tomados de la mano
inundados de sol, de suavidad, de estío.
Contemplando las casas, las veredas, el cielo
una canción llegaba con su tenue sonido.

Una tarde me dijo, mira aquella bandada
los pájaros vienen volando por el río.
Y supimos del agua donde el amor se inicia
destellando silencios, murmurando caminos.

Otra vez nos besamos, soñando levemente
las manos enredadas en su cuerpo y el mío.
Y ese beso no fue como todos los besos
Empezaba en sus labios, terminaba en un río.

La soledad que tengo, esta tristeza siempre
es por su pueblo lejos. Se perdió en el camino.
En la luna de marzo o en la noche de invierno.
En la flor silenciosa o en el frágil rocío.

La llamo y es inútil. Ella quedó muy lejos
se fue con el misterio de su beso y el mío.
Y de un pueblo que no era como todos los pueblos
empezaba en su pelo, terminaba en el río.

(Alguien desesperadamente ajeno.  Ed. Vinciguerra, 2008)